martes, 5 de junio de 2007


EIFFEL

El monstruoso elevador me vomita junto con 50 cámaras fotográficas colgando de sus apéndices humanos. Busco la mía y la encuentro en mi mano izquierda.

Freud sostenía que el deseo alcanzado desaparece, así que siempre la miré desde lejos, deseándola de siempre como la tierra a la luna.Y para no olvidar su poder sobre mi historia, me alineé muchas veces, metro a metro en la orilla del Sena, como para un desfile.

Bebí sus aterradoras distancias magnéticas y medí como un gusano su sombra cuadriculada en soleadas tardes parisinas. Más de una vez me pilló la noche buscando los pasos de Amelie por sus jardines o fumando un recuerdo de amores viejos desde el Pont neuf.

Hoy decido subir, así nomás. Cierro los ojos, maldigo al turismo y como en un diabólico pacto, al abrirlos la gente se ha disuelto a mi vista como si hubieran sido sometidos a un ácido de acción instantánea.

En la escala intermedia el dejâ vú me atropella cruelmente; La visión de la ciudad y sus techos de zinc, los autos, la gente y los botes en el agua oscura del Sena me sabe extrañamente familiar.
Quizá es la hora del día que se ha ido aguas abajo, pero hay ahora una atmósfera de disturbio, electrizada; como si Flaubert, Rimbaud y Voltaire se hubieran sentado junto a mi, y desvanecido momentos antes de que me diera cuenta.

Pretendo estar interesado en todo, pero es el mío un pobre trabajo de actuación. Lo que quiero es estar solo, escuchar, sentir, imaginar y jamás olvidar que ésta tarde irrumpió dramáticamente en mi vida. Me
detengo en cada esquina, escucho. Hay rincones donde no existe sonido alguno, excepto el de mi respiración.

En una silenciosa declaración de ridícula valentía, entro nuevamente al ascensor y llego sin aire a lo más alto, como si hubiese subido cada peldaño. Allí aspiro el viento y espiro el fuego, me toco la frente y me
sorprende no chamuscarme los dedos.

En alguna parte, allá lejos, brilla el sol y una amarilla primavera reina sobre la línea del horizonte. Miro la ciudad abajo y mi fantasía golpea como un martillo cada edificio. Muevo a mi antojo torres y obeliscos de mármol diciendo muy bajito: “-Desde hoy te llamarás el Ministerio de la Nostalgia, y tú la Gran Biblioteca del Olvido, y también desde hoy sus nombres suprimirán la soledad de cuanto viajero llegue aquí escapando del abandono, los reglamentos y los empujones."

Aquí, en el año de gracia de 2007 he construido un muro, he alineado en él a mis demonios y fantasmas, a moscas y carroña, a moral y cédulas de identidad. Los he fusilado y quemado, y he lanzado sus cenizas inofensivas e insípidas en una fosa cavada para los que no están vivos, ni muertos.

Adulto sin memoria, como robot, bajo en silencio y me alejo por las Tullerías sin mirar atrás, mientras la torre se enfría lentamente...

Humus.

9 comentarios:

Clarice Baricco dijo...

Me regalaste París.
Me abrazaste.
He cerrado los ojos contigo.

Beso la belleza de tus letras.

Graciela

Pamela Albarracín dijo...

permiso
he llegado a tu blog por Graciela. Tus letras embrujan eh?
felicitaciones Humus
que bellísimo blog

Pamela

LRM Comunidad de Conocimiento desde la Perspectiva de Género dijo...

Hola Humus, gracias por tu visita a mi blog, me encantaron tus letras.

UN saludo y gracias de nuevo.

Lady Read

peregrina dijo...

Paris, para siempre en la Nostalgia...
Gracias humus, un beso

Paseando por tu nube dijo...

gracias por alumbrar el camino para llegar a ésta tu casa...
gracias por mostrarme esa bella vista de Paris
gracias por tu visita
gracias por ser y estar
besos merecidos

- dijo...

"Bebí sus aterradoras distancias magnéticas y medí como un gusano su sombra cuadriculada en soleadas tardes parisinas". Uhhhh que lindo por Dios, Zeus, Afrodita!!!. Que maravilla! que completa maravilla!!!. Esta mañana poco soleada me haz hecho encontrar en mi taza de café restos de carmín que no son los mios, te haz alojado al borde con tus letras, y no he querido seguir bebiendo para no borrar el rastro.

MentesSueltas dijo...

Dejo aquí un abrazo enorme, estoy con poco tiempo, pero no queria dejar de saludar.

MentesSueltas

@Igna-Nachodenoche dijo...

En alguna parte se encuentra el último peldaño de la nostálgia, y si la nostálgía es parte del recuerdo, tu subiste a lo más alto.
Y asomaste tus demonios, a los vivos y a los muertos, (éstos últimos parecen no hacer caso) pero existen.

Un abrazo Humus.

Tesa Medina dijo...

Tienes el talento y la sensibilidad de mirar más allá y los que te leemos la suerte de que nos cuentes tus impresiones.

El turismo masivo que llega sin casi pararse a disfrutar de la belleza, ni descubrir la verdadera identidad de los lugares que visita es una pesadilla para el viajero que tiene otro ritmo y prefiere volver si la cata que hizo en un primer viaje lo estimula.

Me encanta leerte y pasarme un rato como viajera tranquila por tu rincón, sin perderme las texturas, los aromas y los detalles con las prisas.
Besos, Humus.